He pasado unos días en Canarias. Para trabajar, sí, pero también para disfrutar del mar, de la maravillosa hospitalidad de Montse y Tere, de días de sol, playa y placeres, de los Cuentos eróticos por los rincones… Disfruté escuchando a Eugenia, Felix, Sole y Pablo caldeando la noche de Vegueta con sus historias. Fue una suerte que el viaje coincidiera con la duodécima edición del Maratón de los Cuentos y las actividades alrededor del maratón que organiza la Biblioteca Insular de Las Palmas de Gran Canaria. Y fue una enorme suerte que Juan Alberto me consiguiera una función en Piscolabis Ca’Jonás, donde me trataron estupendamente y conté «Un pedazo de mundo», la sesión de adultos que estrené en Agüiimes este año.

Esta colección estupenda de suertes arrancó con la invitación de Zaida Montelongo a contar en la Feria del Libro de Arrecife, en Lanzarote, una isla que me enamora siempre. Acabé la función y tomé un autobús para ir de la ciudad al aeropuerto. La conductora del autobús, una mujer habladora y sonriente me dice ¿tú te has dado cuenta de lo simple que es la vida?