Estoy leyendo a Sebald. Comencé con «Vértigo» y ahora sigo con «Los anillos de Saturno». Me gusta este narrador que habla de lo que ve mientras va de un lado a otro. Me gusta este Sebald que une la erudición a la observación de lo cotidiano, capaz de hacerme sentir curiosidad por cosas disímiles: los arenques, Thomas Browne o la Lección de anatomía de Rembrandt. Me gusta como pasa casi insensiblemente de un tema a otro, de una a otra cosa, como sucede cuando pensamos o en las conversaciones más bellas.
Copio este fragmento que habla de los sueños
¿Qué clase de teatro es este en que somos escritores, actores, tramoyistas, escenógrafos y público, todo en uno? En la travesía de los espacio oníricos, ¿hace falta más o menos entendimiento del que uno se lleva consigo a la cama?
Llevo unos meses soñando mucho. Con una bebé cíclope, con tigres y leones mansos, esta noche, con un gato asustado. Hace unas pocas madrugadas, mi sueño se sobresaltaba con la risa, mi propia risa me despertaba levemente pero luego me volvía sumergir en el mundo que habito cuando duermo. A veces busco el significado de los sueños en algún diccionario de símbolos. Pero los mensajes de ese teatro del que habla Sebald no se dejan descifrar fácilmente. Son escurridizos. A veces, me gustaría contar cuentos como si soñara, como se me aparecen los sueños. Me gustaría saber qué sueños soñaría contando.