CONTAGIO: Med. Transmisión de una enfermedad por contacto inmediato o mediato: el contagio de la peste es muy rápido. (SINÓN. Contaminación, infección, corrupción). // Fig. Imitación involuntaria: el contagio de la risa.

Pequeño Larousse Ilustrado, edición de 1978

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¿Qué fue CONTAGIOS? Cuatro performances realizadas en cuatro espacios del teatro Valle Inclán: el baño, la chácena, el almacén del guardarropa y un camerino. La idea: buscar el contacto, el acercamiento, con pequeñas acciones teatrales, narraciones, juegos, en las que el público debía imitar, acercarse y entrar en lugares donde habitualmente no entra: espacios físicos tanto como experiencias. Realidades que habitualmente mantenemos a cierta distancia. Como si fueran contagiosas. La peste y la risa lo son, también los bostezos, el entusiasmo y el pánico. CONTAGIOS iba más por el lado del entusiasmo y de la risa, una de las cosas más contagiosas que conozco. Pero hubo, para mi sorpresa, más reacciones, emocionantes reacciones a esta invitación a jugar y acercarse.

Conté para llevar a cabo este juego con cuatro maravillosos artistas: Miriam Fernández, Mariu del Amo, Mónica Lamberti y Fernando Fernández. Ellos debían contagiar, cada uno en su espacio. ¿Qué era lo que contagiaban? Belleza, alegría. Y lo hicieron.

En el vestíbulo del teatro, cuatro hilos de lana de colores diferentes eran el caminito de “irás y no volverás” que cada quien debía recorrer para llegar al lugar de su contagio.

Un hilo rojo llegaba a una de las puertas del baño de hombres, sobre la puerta cerrada un cartel TOCA LA PUERTA, era la señal para que Fernando comenzara su juego lanzando un camión por debajo, bailando, sonriendo con su enorme sonrisa…

El hilo azul conducía hasta el camerino número 4 donde Miriam hablaba de su currículum profesional y de sus deseos de hacer cosas diferentes, decía cerca del final “Quiero salir a la calle y sentir que soy capaz de meterme en la piel de otras personas… ¡personas felices!. Porque yo soy feliz, aunque a primera vista la gente lo dude. Yo me río, lloro, me enamoro…”

El caminito naranja (que una joven recorrió haciendo equilibrios sobre el hilo, jugando como una niña), acababa en la cortina pesada tras la que estaba Mariu, que preguntaba “¿Te da miedo la oscuridad?” y luego, de su mano, entrabas en ella, en la oscuridad y allí te regalaba viajes, cuentos y aromas.

El hilo blanco conducía hasta una silla de ruedas y luego, ya en ella (porque había que sentarse en la silla para continuar) hasta la chácena donde esperaba Monikísima y su magistral lección de glamour en clave de clown, con baile incluido.

La verdad es que no sólo el público respondió a la invitación y se dejó contagiar. El equipo del teatro Valle Inclán fue generoso y entregado. Hizo más de lo que tocaba, no regateó trabajo, risas, juego. Producción, oficina técnica, vestuario, maquillaje y peluquería, utilería, mantenimiento, personal de sala… David Blanco, que coreografió manos y pies y brazos, que estuvo con Fernando cada día, cada pase, fue un regalo. Muchas personas, un enorme equipo para hacer posible la experiencia: para jugar. ¿No es hermoso? CONTAGIOS fue una de estas experiencias dulces que la vida regala a veces. La alegría que me proporcionó en cada instante, desde el momento de soñarlos hasta los ensayos y la realización fue inmensa. Y por darme la oportunidad de vivirla, por pedirme que soñara y dejarme hacerlo tengo que dar las gracias a Inés Enciso y Miguel Cuerdo.

Escribo esto para no olvidar la alegría.