Este primer trimestre del año está siendo ajetreado: el Maratón del Festival Aragón Negro en el Castillo de Valderrobres, las sesiones de Narralunas en Zaragoza, «Todo por decir» en el Instituto Felix de Azara también en Zaragoza, la preparación y las primeras funciones de la presentación de la 34 Muestra del Libro Infantil y Juvenil, Pinilla del Valle nevado, Hoyo de Manzanares, Arganda, Valdemorillo, Ciudad Rodrigo… Este fin de semana estuve de nuevo en Zaragoza, en el Espacio Bebé de la PAI, dos funciones en las que probé juegos nuevos. Me muevo. Pienso mucho en las lecciones de escucha que me dan las funciones para bebés. Un público especial y misterioso. En el cuadernito en el que anoto lo que cuento y algunas impresiones tras las funciones escribí después de la función de Valdemorillo acerca de la necesidad de «fabricar un silencio desde el cual fuera posible entrar en un mundo». ¿Qué mundo es ese? El presente. «Siempre manda el presente. Mientras esperamos que llegue el momento de comenzar, un niño imita mis gestos. Yo le miro. El juego con ese niño de la primera fila es el juego para comenzar, el lugar de encuentro entre el público de bebés y yo. No tengo que hacer nada más. Ese es mi punto de partida, lo que tengo que hacer crecer para que ocupe todo el espacio, para que llegue a todos los presentes, a todas las presentes. Digo esto y me parece que cada persona es un presente: un tiempo. Y un presente: un regalo.»