El lector de Romeo y Julieta

Mi amigo José Luis Sáiz es director de teatro y actor, trabajé con él como ayudante de dirección en dos proyectos: El olor del café y Cosmética del enemigo. Aprendí muchísimo, José Luis sabe de teatro una barbaridad. Un día me pidió que le dirigiera, tenía una idea para convertir Romeo y Julieta de Shakespeare en un monólogo. Los dos nos hicimos cargo de la dramaturgia. La obra se representó durante un par de temporadas en Sexto derecha, una sala de teatro que era también el salón de su casa y hubo gira en espacios no convencionales y salas de teatro. El público aplaudió, hubo buenas críticas y disfrutamos trabajando juntos.

Ante nuestros ojos, sin más artificio que el propio mobiliario e iluminación de la sala, aparecen todos los personajes que participaron en aquellos hechos. Y a todos ellos da vida el actor, con suma delicadeza, transitando de uno a otro con tan solo cambiar un gesto de sus manos. Esta pieza deliciosa nos sitúa ante ese momento del juego que el niño hace ante el espejo del armario, subido a los tacones de mamá…un viaje esencial al arte del teatro que ha mirado y tallado con precisión, desde fuera, Magda Labarga.

Adolfo Simón

Que revienten los artistas

Un trabajo riguroso, difícil, bien resuelto, cuyo hechizo invoca durante una apasionada hora el tiempo mítico de Shakespeare en el salón de un apartamento en el Madrid de los Austrias. Un sortilegio gratificante, una llamada a la reflexión crítica.

El Imparcial